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eBook details
- Title: Asalto a la base militar de las Delicias Arrasador ataque de las Farc en 1996
- Author : Luis Alberto Villamarin Pulido
- Release Date : January 19, 2020
- Genre: Military,Books,History,Politics & Current Events,Political Science,
- Pages : * pages
- Size : 305 KB
Description
La trágica noche del 30 de agosto de 1996, 415 terroristas del Bloque Sur de las Farc atacaron por sorpresa y arrasaron la base militar de Las Delicias, ubicada a orillas del RÃo Caquetá. Después de 17 horas de fieros combates, 28 militares perdieron la vida, 60 fueron secuestrados y 15 quedaron heridos de gravedad.
El improvisado cuartel era un sencillo conjunto de kioscos, construido al estilo maloca indÃgena, y habitado por una compañÃa de infanterÃa del batallón de Selva N° 49, que cumplÃa misiones antinarcóticos, sin los criterios tácticos y técnicos inherentes a una fortificación militar.
Su precaria protección estaba constituida por una lÃnea perimétrica de rudimentarias trincheras construidas con madera y tierra. Esta realidad, refleja el olvido de los sucesivos gobiernos colombianos, por el bienestar y dotación bélica de los de héroes inéditos, que defienden hasta con sus vidas, la soberanÃa, la integridad y la institucionalidad del paÃs. Y, que además son la única representación estatal, donde los demás ministerios y agencias oficiales brillan por su ausencia.
Igual que sucede con toda crisis, el demoledor asalto a la base militar de Las Delicias sacó a flote graves realidades. Olvidado en medio de la manigua amazónica, este puesto militar carecÃa de refugios construidos en concreto reforzado, túneles de protección, enmallados exteriores, reflectores, y de un plan de barreras consistente.
En este caso concreto, origen humilde y escasos recursos económicos, es el común denominador entre los 28 militares muertos y los 60 secuestrados en Las Delicias. Allà no pereció ningún hijo de familias de estratos cuatro, cinco o seis.
Tampoco, perecieron, ni fueron heridos, ni cayeron secuestrados, familiares de los sabihondos estrategas de escritorio; ni de los improductivos negociadores de paz, ni de los congresistas, ni de los diputados, ni de los gobernadores, ni de los ministros, ni de los embajadores, ni de los directores de institutos, ni de los columnistas de opinión, que saben más de la guerra, que los mismos militares, que la padecen para subsanar los errores polÃticos de ellos.